Australia Animalia

Podargo o "tawny frogmouth", pintura de Stephen Powell.

Podargo o “tawny frogmouth”, pintura de Stephen Powell.

Australia es más que un país de canguros. En nueve meses, hemos descubierto animales de todo tipo, desde bolitas peludas achuchables hasta insectos que meten miedo pero que en el fondo son tiernitos y por fuera crujientes. Si pudiéramos, nos llevaríamos a más de uno con nosotros de vuelta a Europa (especialmente al podargo o “Tawny frogmouth”, la criatura que más nos ha impresionado y que pueden ver en la imagen) pero con el tiempo y la observación, nos hemos dado cuenta de la barbaridad que esto supondría. Si no, piensen en el señor Conejo, ese mamífero saltarín y achuchable que trajeron los primeros colonos a Australia para sentirse como en la vieja Europa conejil. Pregúntenle al señor Conejo y sabrán por qué se castiga con multas de hasta 30.000 dólares australianos a aquel que todavía se atreva a tenerlos en su propiedad.
A continuación, algunos de los animales que hemos tenido la suerte de tropezarnos en vivo y directo (nos da mucha pena no haber visto nunca al ornitorrinco o al ave lira):

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Nueve

Hoy hace nueve meses que llegamos a Australia y hoy voy a parir lo que se ha venido gestando:
“Plaf!”, espetó el saco amniótico. Y ahí se rompió y entonces salió de mí un grito pelado:
“AOTEAROA!!!” Como una ola brutal estallando en pedazos transparentes al azotar un acantilado de roca negra. Y en ese momento, hoy, me di cuenta de que Alexis y yo habíamos rodado 10.000 km. en la Cucaburra y que ya estábamos con el tejemaneje de venderla. Hoy ya estamos poniendo el anuncio en Internet para que alguien nos la pague y se la lleve y así continúe con la lenta marcha ritual hacia todos esos rincones de la gran Australia que nunca veremos. Qué pena que no vayamos a ver Darwin, ni Broome, ni Perth. Qué pena que nos vayamos a perder la gran roca Uluru, la piedra ancestral. Ayers Rock. Qué pena y qué alegría, porque así respetaremos el más que profanado peñasco rojo que da de comer a los habitantes de Alice Springs. Ay, qué turístico se ha puesto todo, que no lo reconozco ni yo, que nunca estuve aquí, pero que lo imaginaba diferente. Sagrado. Y de sagrado poco va quedando en esta tierra, si acaso algunos benditos pares de ojos que todavía aciertan a verlo. A lo sagrado me refiero. Continue reading