Otra himno nacional australiano: Working Class Man, del “archiconocido” Jimmy Barnes. Yo no sabía nada del cantante ni del tema hasta ayer, pero hay que reconocer que Working Class Man tiene pegada y engancha. Es la clase de canción que pondría un día por la mañana para animarme antes de ir a trabajar y tiene algo que me recuerda mucho a Bruce Springsteen.
Author Archives: Elizard Queen
Down Under

Men At Work
Uno de mis principales objetivos al crear este blog era inaugurar una sección dedicada a la música australiana. A la buena, claro. Y eso es lo que voy a hacer a partir de hoy, un mes después de llegar a “Down Under”, otro de los nombres con los que se conoce a Australia.
Tyber

SuperTyber!, el hijo de Ostii.
Son casi las siete de la tarde y Tyber corre desnudo por la casa chillando con la idea de romper todos los vidrios y tímpanos de los alrededores. Es un monstruo verde y está enfadado. O un ser de otra galaxia con superpoderes…y está muy enfadado.
Cricket or croquet?
Let’s talk about cricket.
Ostii nos llevó una tarde a Alexis y a mí a la casa de su amigo Alexis, es decir, un tocayo australiano del Alexis francés. Tanto nombre repetido me confundió. Y esa no sería la última confusión del día, término que como bien saben ustedes, fue inventado por Confucio, un chino japonés.
9th Guildford Banjo Jamboree
Guildford no es una ciudad, ni siquiera un pueblo. Guildford es una aldea. Cuando el comandante Thomas Mitchell llegó por primera vez en 1836, los habitantes de esta zona no conocían a Guildford como Guildford: esas gentes eran los Jajowarrung y vivían otro mundo, hablaban otra lengua y tenían otros nombres para las cosas. A esta región la llamaban Yarrayne. Mucho antes de los Jajowarrung, el Gran Árbol -The Big Tree- ya estaba ahí: un viejo y majestuoso eucalipto rojo de treinta metros y largas ramas.
Salanya

Alexis y yo en un momento de recogimiento pastoril.
¡Por fin! El 20 de septiembre, después de la experiencia melburniana, Alexis y yo dejamos la agobiante urbe para llevar una vida de recogimiento bucólico. Así que hicimos los bártulos, fuimos a la estación de tren Southern Cross de Melbourne y, una hora después, llegamos a un pueblo llamado Ballan. Allí nos estaba esperando una guagua municipal para llevarnos a otro pueblo a media hora de allí: Daylesford, conocido como la capital australiana del spa y la capital gay de Victoria.
Australian fashion
A medida que vaya adentrándome en los entresijos de la moda australiana, iré publicando nuevas fotos. Juzguen por ustedes mismos con sus ojitos y su sentido estético. Yo, de momento, solo puedo decir: AAAAARRRGGG!!
Highway to Hell
Tenía que llegar. Ahora es el momento. No se debe escribir un blog sobre el país de Oz sin dedicarle un artículo a AC/DC, homenajear a Bon Scott y hablar de la canción “Highway to Hell”. Al menos, yo no puedo dejar de hacerlo, porque de no haber sido por los ornitorrincos, los diablos de Tasmania y AC/DC, no habría tenido el mismo interés por conocer este país. Continue reading
Melbourne tiene cositas buenas…
En el anterior artículo dije que iba a hablar de los aspectos positivos de Melbourne. Son estos: algunos de los compañeros del hostal (Yolande, Claudio, Marcello, Vinz y Matt), la cerveza, la sidra y el buen ambiente nocturno.
Los primeros días, Alexis y yo recorrimos los puntos más turísticos de la ciudad gracias a Yolande, una amiga de Alexis con una vitalidad desbordante. Si no hubiera sido por ella, posiblemente me habría quedado en la habitación del hostal llorando mi “jet lag”.
Lo mejor de los primeros días fue recorrer la “Great Ocean Road”, una carretera que bordea la costa del estado de Victoria y que llega hasta los famosos 12 Apóstoles (ahora 8) y el London Bridge (ahora London Arch). Continue reading
Batmania

Vista aérea de Melbourne City
John Batman. Este señor de apellido tan peculiar fue el fundador de la ciudad de Melbourne, en sus orígenes conocida como “Batmania”. Personalmente, me quedo con Batmania, que es un nombre con mucho más gancho. John, granjero y hombre de negocios, nació en Sidney, vivió en Tasmania, exterminó a una familia aborigen, fundó Melbourne y tuvo siete hijos. Casi nada, el señor. Y todo esto antes de morir de sífilis a los 38 años. Ustedes se estarán preguntando cómo consiguió asentarse en Batmania. Muy sencillo: compró las tierras de la actual Melbourne a los nativos a cambio de ropa y mantas. Estos, hartos de ir con el culo al aire, no supieron negarse, cosa que me habría pasado a mí también (puedo asegurarles que si vienen a Melbourne pensando en el sol y la playa, se llevarán un chasco). Ay, Mr. Batman, qué poca vergüenza. Continue reading