En el anterior artículo dije que iba a hablar de los aspectos positivos de Melbourne. Son estos: algunos de los compañeros del hostal (Yolande, Claudio, Marcello, Vinz y Matt), la cerveza, la sidra y el buen ambiente nocturno.
Los primeros días, Alexis y yo recorrimos los puntos más turísticos de la ciudad gracias a Yolande, una amiga de Alexis con una vitalidad desbordante. Si no hubiera sido por ella, posiblemente me habría quedado en la habitación del hostal llorando mi “jet lag”.
Lo mejor de los primeros días fue recorrer la “Great Ocean Road”, una carretera que bordea la costa del estado de Victoria y que llega hasta los famosos 12 Apóstoles (ahora 8) y el London Bridge (ahora London Arch).
Gracias a Claudio, un milanés trotamundos, Alexis y yo descubrimos dos bares interesantes: el Pony, en Little Collins Street, y el Cherry Bar, en el famoso callejón AC/DC Lane (yeah!!) En ambos locales hay conciertos de rock casi toda la semana, en el primero son gratuitos y, en el segundo, por estar en la calle de AC/DC, te cobran 10 dólares australianos (AUD) los fines de semana. Nuestro segundo viernes en Melbourne, salimos con Claudio al Pony y vimos un par de grupos que me hicieron saltar y bailar por toda la sala. El martes de la semana siguiente, fuimos al Cherry Bar, en donde se había reunido la comunidad india de Melbourne para ver a unos tales “Heavens Down”, un grupo de rock de Nueva Delhi que estaba de gira por Australia (¡!) Fíjense si los que fuimos allí la armamos buena, que al final del concierto el cantante del grupo vino a darnos las gracias por animarlos. ¡Y hasta se sacaron fotos con nosotros!